Por Alberto Pinzón Sánchez/ A buena hora la columnista Tatiana Coll del periódico mejicano La Jornada, el pasado 28 de Junio/24, comentando el resultado de las recientes elecciones para elegir el Parlamento europeo, que mostraron al mundo el triunfo definitivo del Capital, el armamentismo y la guerra, el odio neonazi y la superexplotación del precariado emigrado por un Neoliberalismo más autoritario, alienante e individualizante que el conocido, reseña la confluencia entre los conservadores europeos de claro origen falangista y la socialdemocracia, para hacerse con la mesa directiva de tal Parlamento, en contra de las facciones rivales adversas o "euroescépticas", como las llaman.
Foto: Camisas negras en Roma. Foto tomada septiembre 1920.
Hecho político que le permite hacer una alusión histórica y comparar la situación actual claramente dominada por la guerra actual entre potencias capitalistas y atómicas rivales, hasta remontarse a 1939, a los orígenes de la segunda guerra mundial y el fenómeno del nazi fascista que dominó la conflagración. https://www.jornada.com.mx/2024/06/28/opinion/017a1pol
Sin embargo, su registro no alcanzó a comentar la actual y reciente derrota electoral del "bouffon" francés Macrón, a manos del partido neonazi de Le Pen, este 30 de junio. Tampoco alcanzó a comentar el duelo televisivo de la politica estadounidense entre los ancianos de la gerontocracia (de gerontes), dominantes en la potencia hegemónica del sistema imperialista global, realizado el 27 pasado: El uno, un matón de burdel con un claro trastorno mitómano de personalidad, y el otro, un decrépito con evidentes signos de demencia senil agresiva. "Debate", o más bien show democrático, seguido con expectativa por millones de seres humanos no solo en EEUU, sino en el mundo entero, que dejó en evidencia desnuda la profunda crisis que corroe la potencia imperialista más poderosa (en todos los órdenes conocidos) que haya conocido la humanidad, y que puso en boca de todos, la contundente pregunta: ¿cómo es posible que un país Tal, con más de trescientos millones de habitantes, solo tenga esos dos personajes declinantes y decrépitos que los dirijan, y a su vez, pretendan mandar en el resto del mundo?
La periodista Coll, en su símil histórico echa mano a la bibliografía básica existente, que produjo una muy fructífera discusión entre marxistas al finalizar la década de los 70 del siglo pasado, cuando se discutió intensamente desde Méjico hasta la Patagonia, sobre el carácter fascista o simplemente regímenes de excepción de las dictaduras militares con las que la potencia imperialista dominante en América, asolaba y depredaba a los Pueblos latinoamericanos y caribeños, a los que denominaba con el compasivo nombre de "patio trasero".
Es bastante difícil resumir en un artículo de opinión como este, el sinnúmero de interesantes argumentos y análisis dados con exquisita dialéctica histórica y materialista, aportados por sus participantes. La periodista cita, a pesar de que hay muchos más nombres, al prolijo sociólogo y ensayista ecuatoriano Agustín Cueva, y al potente sociólogo y economista brasileño autor de la teoría de la dependencia Ruy Mario Marini, y claro, no podía faltar la mención de ese gran antifascista italiano Gramsci, para poner el dedo en la llaga: El tema tan actual (sobre todo en Colombia donde sigue habiendo insurgencia) de la contrainsurgencia y su relación con el fascismo.
Queda claro que:
1.La categoría "fascismo", como lo anota Cueva, es una categoría histórica concreta abierta a la historicidad.
2.Que actualmente esta categoría se ha "complejizado" demasiado, al haberse incorporado al corpus original de los primeros marxistas, (Dimitrov, Gramsci, Togliatti, W Benjamin, etc) diversos elementos aportados desde diferentes ángulos del pensamiento crítico (lingüística, psicoanálisis, economía antineoliberal actual) que también han abordado tan inquietante fenómeno de "barbarie industrializada", difícil de profundizar aquí. Me basta con reseñarlo.
3.Que el fascismo en Europa tuvo un fondo imperialista anexionista y expansionista, mientras que, en América Latina, actuó como una fuerza represiva de ocupación (guerra interna fría y caliente) de la potencia imperialista estadounidense contra los Pueblos ocupados del continente y con diversas formas superestructurales de régimen político, que podían ir desde las dictaduras terroristas y sanguinarias como las del Cono Sur, los "Tonton Macutes" de Duvalier, de Trujillo, de Batista, o de las dictaduras centroamericanas, hasta pseudodemocracias como la Rómulo Betancur en Venezuela, o la dictadura del partido único del Frente Nacional de Colombia.
Para lo cual se diseñó una doctrina especial o contrainsurgencia, que actuó como base teórica y filosófica (anticomunismo), como estrategia (seguridad nacional) y táctica (quitar el agua al pez) y, como politica y filosofía de Estado, o cemento cohesionador del bloque de poder dominante en cada Estado ocupado, en donde previamente se había aliado el ejército llamado "nacional" con el capital monopolista dominante.
En el caso colombiano a partir del discurso del presidente Lleras Camargo en el teatro Patria en mayo de 1958.
- Y aquí, es donde la periodista Coll acierta: Al relacionar el fascismo con la contrainsurgencia y rescatar para la actualidad y para la realidad de Colombia, el trabajo esclarecedor, pionero y sobre todo lúcido, que hizo Marini en 1978 (hace 46 años) en su famoso documento sobre "El Estado de Contrainsurgencia" que nunca me canso de leer y releer. Documento que se puede consultar en el siguiente enlace y, recomiendo a mis compañeros de discusión. El-Estado-de-Contrainsurgencia.pdf
Destaco lo que escribió Marini, en el 78, sobre la contrainsurgencia:
...."La nueva estrategia norteamericana tiene varias consecuencias. Entre ellas, modificaciones en el plano militar, con énfasis por ejemplo en medios de transportación masiva y en fuerzas convencionales; la creación de cuerpos especiales, adiestrados en la contraguerrilla, como los Boinas Verdes; y el reforzamiento de los ejércitos nacionales, lo que McNamara en su libro La esencia de la seguridad llamó "indígenas en uniforme", mediante programas de capacitación y armamento. Pero lo más significativo, para lo que nos interesa aquí es la formulación de la doctrina de contrainsurgencia, que establece una línea de enfrentamiento a los movimientos revolucionarios a desarrollarse en tres planos: aniquilamiento, conquista de bases sociales e institucionalización.
Convendría destacar tres aspectos de la doctrina de contrainsurgencia. En primer lugar, su concepción misma de la política: la contrainsurgencia es la aplicación a la lucha política de un enfoque militar. Normalmente, en la sociedad burguesa, la lucha política tiene como propósito derrotar al contrincante, pero éste sigue existiendo como elemento derrotado y puede incluso actuar como fuerza de oposición. La contrainsurgencia, en una perspectiva similar a la del fascismo, ve al contrincante como el enemigo que no sólo debe ser derrotado sino aniquilado, es decir destruido, lo que implica ver a la lucha de clases como guerra y conlleva, pues, la adopción de una táctica y métodos militares de lucha.
En segundo lugar, la contrainsurgencia considera al movimiento revolucionario como algo ajeno a la sociedad en que se desarrolla; en consecuencia, ve el proceso revolucionario como subversión provocada por una infiltración del enemigo. El movimiento revolucionario es, pues, algo así como un virus, el agente infiltrado desde afuera que provoca en el organismo social un tumor, un cáncer, que debe ser extirpado, es decir, eliminado, suprimido, aniquilado. También aquí se aproxima a la doctrina fascista.
En tercer lugar, la contrainsurgencia, al pretender restablecer la salud del organismo social infectado, es decir, de la sociedad burguesa bajo su organización política parlamentaria y liberal, se propone explícitamente el restablecimiento de la democracia burguesa, tras el periodo de excepción que representa el periodo de guerra. A diferencia del fascismo, la contrainsurgencia no pone en cuestión en ningún momento la validez de la democracia burguesa, tan sólo plantea su limitación o suspensión durante la campaña de aniquilamiento. Mediante la reconquista de bases sociales, se debe pues marchar a la fase de institucionalización, que es vista como restablecimiento pleno de la democracia burguesa" ....
5.Finalmente que la categoría de fascismo, es igual a paramilitarismo para exterminar comunistas y sindicalistas. Sin esto, no hay categoría de fascismo: Camisas negras inicialmente formadas por "asociaciones de oficiales en retiro" (¿les suena en Colombia?), antiguos soldados de la 1 guerra, squadristi, terratenientes jóvenes, estudiantes nacionalistas, oportunistas, carreristas o escaladores sociales, desempleados y lúmpenes, quienes llevaron a Mussolini al poder del Estado en 1922. Y camisas pardas (sturmabteilung) literalmente destacamento de ataque en forma de tormenta, de composición social semejante a las escuadras italianas, quienes, a porrazos, golpizas, muertes e incendios de sedes sindicales, despejaron a "mein Führer Hitler", el camino al poder del Estado alemán en 1933.
En breve: sin paramilitarismo no hay fascismo y sin fascismo no hay paramilitarismo y, sin esta unidad dialéctica, no hay contrainsurgencia imperialista .
Fuente Imagen Internet:Camisas negras en Roma. Foto tomada septiembre 1920. http://www.oldmagazinearticles.com/Benito_Mussolini_Fascist_Revolution_article-1922