Por: Miguel Suarez: El miércoles 13 de septiembre se conoció un video donde hombres fuertemente armados, amenazan a campesinos en la vereda El Manso, Tierralta, departamento de Córdoba, al norte de Colombia.
El hecho habría ocurrido el lunes 11 de septiembre, cuando soldados del ejército con brazaletes de la Farc intimidaron a decenas de campesinos.
El hecho causó repudio de muchos colombianos, entre otros el ministro de defensa Iván Velásquez Gómez, que por medio de un trino asevero: “Lo sucedido en Tierralta, Córdoba, es de suma gravedad y exige la adopción de drásticas decisiones. Ninguna tolerancia con comportamientos que no solo afectan a las comunidades sino a las propias Fuerzas Militares”.
Un poco después, el comando de la Séptima División explicó en un comunicado de prensa que algunos soldados de un batallón de infantería “estarían inmersos en un posible acto de violencia contra la población civil”.
Ese “estarían”, con el cual intentan esconder la verdad, es una confirmación de lo que siempre han negado, que militares y paramilitares la misma mierda son, que los militares de noche o de día se disfrazan de guerrilleros, cometen horrendas masacres contra el pueblo, que luego los paramilitares de micrófono, adjudican a la guerrilla hasta mas no poder y despues, los mismos asesinos, ya sin disfraz llegan dizque a proteger al pueblo.
Es sabido por todos que en esa zona delinque impunemente el llamado “clan del Golfo”, banda criminal a la que la fiscalía no investiga y de la que no se conoce sus capos y menos aún que el ejército o la policía los combatan, al contrario, hay evidencia de que trabajan en conjunto o que son los mismo.
Solo casta recordar que, en mayo de 2022, el Clan del Golfo le hizo un paro armado a Duque durante 8 días, con el abierto apoyo de la policía.
En una declaración de Otoniel ante la JEP, este señaló que el Clan del Golfo hacía pagos al Ejército y Policía en Córdoba y también debemos recordar que a pesar de que tanto Gustavo Petro como el ministro de defensa Iván Velásquez Gómez, dieron orden perentoria de atacar a esta banda, no ha ocurrido nada hasta ahora.
Tampoco aparecieron los resultados de las investigaciones contra esta banda que Petro le pidió a la para-fiscalía.
Otoniel ante la JEP señaló que el Clan del Golfo le hacía pagos al Ejército y Policía en Córdoba y que esa alianza criminal todavía existe.
Es la doctrina de seguridad nacional impuesta por el imperio al ejército colombiano y aplicada con sadismo por la mafia que detenta el poder en Colombia.
Que haya ocurrido este hecho, demuestra que el ejército colombiano sigue siendo la misma máquina de guerra contra el pueblo y el que lo hayan tenido que, por primera vez reconocer, indica la intención del gobierno del Pacto Histórico, de cambiar el accionar de los bandidos incrustados en el descompuesto ejercito oficial.
Lo sucedido en Tierra alta, es lo mismo de la comuna 13 de Medellín, de lo ocurrido en el operativo militar realizado en alto Remanso, en Putumayo, el 22 de marzo de 2022, cuando el Ejército irrumpió en un bazar y mató a 11 personas, en Samaniego, Nariño, donde hombres vestidos de negro, como estos, asesinaron jóvenes y en general en todo el país.
Este modo de operar, que ha ocurrido no ahora, sino desde muchos años, con ataques a los guerrilleros en tregua, con asesinatos de sus mismos soldados, muestra que hay un sector de los militares, comprometidos con el terrorismo de estado y la mafia, que buscan sabotear la llamada “paz total”
Esta es una buena oportunidad para, si se puede, limpiar el ejercito de tantos paracos que dejó Zapateiro en esa zona.