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Mafia
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Calladitos están los paramilitares de micrófono colombianos ante la incautación en Guatemala de 2.1 toneladas de cocaína en paquetes de la empresa GRUPO CARVAL propiedad de Liliana Vallecilla, hija de Carlos Vallecilla, financiador de Iván Duque y aliado de Paloma Valencia del Centro Democrático.

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Carlos A. Vallecilla Borrero, fundador del Grupo Carval en su momento fue especialmente condecorado con la resolución 201 del 2022. Recibió "la Orden del Congreso de Colombia en Grado de Caballero, como reconocimiento a la excelsa labor desarrollada, en beneficio del sector empresarial colombiano."



Según Linkedin, el Grupo Carval es “una empresa latinoamericana fundada en 1956 en la ciudad de Cali, Colombia dedicada al desarrollo, investigación, fabricación y comercialización de productos para la salud animal y la productividad agropecuaria, basados en una amplia experiencia y conocimiento del mercado”.

LAS EMPRESAS DEL GRUPO

El Grupo Carval lo integran directamente 6 empresas: Carval, especializada en salud y nutrición animal y agrícola, fundada en 1956.

Siguen Pharmetique (farmacéutica, 1987), Research Pharmaceutical (broker farma, 1997), Procoval (confitería, 1997), Bioart (dispositivos médicos y ortopedia, 2004) y Procival (Agroindustria, 2012).

Igualmente, a través de un portafolio de alianzas que buscan fortalecer su operación, están las empresas Bionutrec, creada en el 2014, dedicada a los medicamentos OTC (de venta libre) y La Vital, que nació en el 2005.

Guatemala al parecer se ha vuelto el epicentro de la mafia colombiana, a donde muy sigilosamente han llegado, siendo sus fechorías más visibles cada dia.

Aquí debemos recordar que Samuel Niño Cataño Piloto colombiano que movilizaba a Álvaro Uribe y a Iván Duque murió en Guatemala transportando cocaína.

Según el diario La Nueva Prensa, Niño fue en 2018 piloto de la campaña del ahora ex presidente colombiano Iván Duque, incluso fue invitado al acto de toma de posesión, y también movilizó al conocido como “narcotraficante número 82, Álvaro Uribe.

También es bueno tener en cuenta y seguro que, de pura casualidad, que Grupo Aval en el 2013, expandió sus tentáculos mafiosos hacia Guatemala cuando compró el Grupo Financiero Reformador, una entidad enfocada en el crédito empresarial en ese país y por la que pagará 411 millones de dólares.

Y como estamos hablando de cocaína, aquí entonces es obligatorio recordar que, en la mañana del miércoles 29 abril 1989, se realizó una rueda de prensa donde participaron el procurador general de los Estados Unidos, Richard Thornburgh, el jefe de la agencia antidrogas norteamericana, DEA, John Lawn, y a las cabezas del FBI, la administración de impuestos (IRS) y la aduana.

La rueda de prensa para la cual se habían dado cita tenía por objeto hacer público una operación contra el lavado de dólares calificada por ellos como "el mayor golpe dado por nuestro gobierno al lavado de dólares provenientes del narcotráfico", se trataba de la Operación “Polar Cap”, mediante la cual habrían descubierto el lavado de más de 1.200 millones de dólares solo en un solo año (1987 y 1988).

El lavado de dólares se habría realizado entre las ciudades de Medellín, Cali y Ciudad de Panamá. Medellín por ser la sede del Cartel de Medellín, Cali por ser la sede principal del Banco de Occidente y Panamá sede del Banco de Occidente Panamá donde se realizaba las transacciones internacionales.

Lo que contaron los sabuesos gringos y menos aún los paramilitares de micrófono que se camuflan como periodistas, fue que el Banco de Occidente es propiedad del famoso “empresario” Luis Carlos Sarmiento Angulo y que por medio de este se lavaba dinero para los narcotraficantes Pablo Escobar y Jorge Luis Ochoa, según dicen, familiar de la esposa de Álvaro Uribe Vélez, Lina Moreno.

Carlos A. Vallecilla Borrero, capo del Grupo Carval y Luis Carlos Sarmiento Angulo, capo del Grupo Aval, nos han sido presentados como muy honorables y habilidosos empresarios, cuando la realidad muestra es que eran narcotraficantes.

Con estas pruebas de quienes son los narcotraficantes en Colombia, los mal llamados periodistas y otros despistados, llaman a los guerrilleros narcotraficantes.